La mayoría de los artistas crean por gusto y por dinero. Porque, ¿qué mejor que ganarse la vida haciendo lo que nos apasiona? Sin embargo, en algunas ocasiones el arte se transforma en una necesidad, un medio para sobrevivir a los problemas que atormentan a su creador. Es el caso de Gabriel Isak, para el que la fotografía se convirtió en una terapia con la que afrontar una de las enfermedades mentales más comunes y devastadoras, la depresión.
Según explica el fotógrafo sueco en Petapixel, comenzó a explorar por primera vez la fotografía hace unos doce años, al mismo tiempo que experimentaba los terribles síntomas de la depresión por primera vez: “La fotografía me permitió escapar a un mundo diferente, a uno creado por mí, un lugar y una historia dirigidos por mí, y no que me dirigiesen a mí. Pero, después de unos meses, caí profundamente en brazos de la depresión y perdí toda la pasión por la disciplina”.
La depresión atormentó a Isak durante muchos años. Logró escapar de sus garras en 2014, cuando la fotografía volvió a su vida a través de unos estudios superiores que cursó en San Francisco. En ese momento, casi sin darse cuenta, comenzó a plasmar en sus imágenes temas relacionados con la enfermedad a la que se había enfrentado. “Todo lo que cree entonces reflejaba los años que viví con depresión, y se inspiraba en la psicología, el surrealismo y los paisajes escandinavos de los que crecí rodeado”.
Así, este fotógrafo sueco empezó a crear imágenes surrealistas en las que uno o varios individuos aparecen aislados, con fuerte predominio de blancos, negros y colores fríos en composiciones que destacan por su minimalismo. Los rostros de los modelos de sus instantáneas no suelen aparecer, pues a menudo están cubiertos de alguna forma o las figuras están vueltas de espaldas a la cámara. Con esos paisajes desolados recorridos por personas solitarias Isak busca simbolizar el mundo interno de los que afrontan la depresión.
“Mi trabajo es muy personal y ha sido una especie de terapia para combatir las emociones y experiencias que he tenido a lo largo de estos años. Pero también quiero que mi trabajo arroje luz sobre la salud mental y el lado más oscuro y solitario del mundo, del que nunca hablaríamos de otro modo”, explica.
A partir de esos primeros trabajos, Isak ha creado multitud de imágenes que se encuadran en ese estilo compositivo simple en apariencia, pero con una profunda carga psicológica y emocional. Sus fotografías están cargadas de melancolía, pero, lejos de regodearse en las terribles consecuencias de las enfermedades mentales, buscan que el espectador reflexione sobre su experiencia y los estados inconscientes de su mente para que medite sobre su propia vida.
Last modified: 14 enero, 2019