No sólo dentro de la Comunidad de Madrid, sino también en sus alrededores, se encuentran algunos de los más bellos paisajes del centro peninsular. El verano es siempre una buena época para salir a fotografiar y explorar. Los días son mucho más largos, las noches son más cálidas y los atardeceres son un espectáculo digno de disfrutar. Animamos en este artículo a todos los compañeros más urbanitas a explorar los alrededores de la capital, cámara en mano, para fotografiar algunos de los paisajes más bellos de nuestros alrededores.
Pico de Abantos
El ascenso no es muy duro. De hecho, si no se quiere andar mucho, se puede hacer casi todo el trayecto en coche por la carretera vieja de Abantos —previo paso por el ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial para conseguir el permiso para circular con el coche, aunque sólo es un trámite y te lo gestionan en el momento. Desde el Pico de Abantos se tendrá una vista panorámica de todo el noroeste de la sierra madrileña, que al atardecer estará bañada por una preciosa luz dorada que moldeará perfectamente la orografía granítica de la zona. Si queréis ir un poco más allá y cruzar a la cara norte del pico, no quedaréis nada decepcionados con el paisaje.
Garganta de la Nava
Una de las zonas menos conocidas del turístico parque natural de la Sierra de Gredos y, por ende, una de las menos transitadas y más salvajes. La Garganta de la Nava comienza en el pequeño municipio abulense de Nava del Barco, a unos 80 kilómetros de la ciudad de Ávila. Merece la pena hacer el trayecto hasta el pueblo evitando, en la medida de lo posible, autopistas. El paisaje de la zona es absolutamente asombroso. En la parte baja de la garganta abundan los prados y pastos, flanqueados por frondosos bosques de roble y regado siempre por ríos y arroyos.
En la segunda mitad del tramo, el paisaje cambia por completo, dando todo el protagonismo al granito que caracteriza a la Sierra de Gredos. La ascensión desde Nava del Barco son 10 km, con un desnivel importante, lo que hará difícil la ruta. Pero el destino final bien merece el viaje, pues al terminar de remontar la garganta llegaremos a la Laguna de la Nava, un circo glaciar con una masa de agua en el centro procedente del deshielo. Desde lo alto podremos fotografiar todo el valle o bien esperar a la noche cerrada para colocar el trípode y probar suerte fotografiando la vía láctea.
Los bosques de pino de El Espinar
A tan sólo una hora en coche desde Madrid, se encuentra el municipio segoviano de El Espinar, un pequeño pueblo metido entre laderas de montaña pobladas de vastos pinares —que dan nombre a esta población. Es un pueblo fantástico para pasar un fin de semana, ya sea sólo o en familia; disfrutar de la sencilla cocina local en alguna de sus terrazas y bodegas; pasear por sus calles; y, sobre todo, recorrer sus bosques con la cámara.
Pinos altos como edificios se mezclan con los robles en las zonas más agrestes que rodean el pueblo. No hay una ruta muy marcada, normalmente uno simplemente entra en el bosque y comienza a subir. La bruma que se crea al amanecer, o los rayos de luz que se filtran a través de las copas de los árboles al ponerse el sol son sólo algunas de las escenas que uno puede esperar cuando coge la cámara para visitar los montes de El Espinar. Si el fotógrafo es paciente, y sabe dónde buscar, podrá tener la suerte de fotografiar algún corzo o ciervo en su hábitat natural.
Last modified: 25 julio, 2018